En 1939, Serge Lifar visitó a Vatslav Nijinsky en el sanatorio mental en el que estaba recluido. Estrella adorada de los Ballets Rusos de Serguey Diaghilev, Nijinsky sufría de esquizofrenia desde hacía varias décadas. Lifar bailó para él e intentó que recuperara sus recuerdos perdidos. Sorprendentemente, el enfermo dio un salto que trajo al pabellón, solo por un instante, la gloria física que lo hizo famoso. Un fotógrafo registró el momento. Inspirada en esta imagen, la catalana María Rovira creó El salto de Nijinsky en 2007, sobre los misterios de la memoria, la belleza y las obsesiones de un dios de la danza.