Coreografía
Raúl Reinoso
Música
Ezio Bosso y Yann Tiersen
Vestuario
Vladimir Cuenca
Luces
Pedro Benítez
Duración
3,14 minutos
La pieza reflexiona acerca de la sobrevivencia. El ser, en su deseo de vida, nunca se detiene; busca salidas; va en contra de la corriente en pos de su destino final. El autor construye sobre el cuerpo de los bailarines un símbolo de fuerza, del sacrificio que demanda la conquista de un objetivo por encima de toda adversidad.